viernes, 4 de julio de 2014

Olor a recuerdos

Por la ventana abierta entra, disimuladamente, un olor a verano pasado.

Pasado... pasado... tan pasado que no alcanzo a ubicar el momento al que se olor me quiere transportar, pero que, sin embargo, recorre mi cuerpo desde la punta de la nariz hasta asentarse en el estómago. Y es éste el que se encoge, hormiguea, reacciona y hace que todo mi cuerpo se embobe intentando volver a algún día que no puedo recordar. Aún así, recuerdos de nostalgia mezclados con tranquilidad.

¿Cómo puede ser que un olor, a veces, nos transmita mucho más que una imagen fija en nuestra mente? ¿Cómo puede ser que nos persiga una sensación tanto tiempo atrás olvidada?

Pudiera ser que los sentidos estén más avanzados que nuestra mente en el campo de los sentimientos.

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